Llevaba tiempo buscando en Madrid un helado de pistacho de los de verdad, no de esos de color verde Blandi Blub que, solo con verlos, hacen que se te ericen los pelos y te entren temblores. ¡Hoy lo he encontrado!
En la Calle de San Bernardo, en aquel local que durante muchos años se dedicó a la venta de utensilios de baño, ha recalado esta heladería italiana nacida en Rimini en el 47.
Al entrar me encuentro con un espacio acogedor, de colores suaves, pensados para resaltar a los verdaderos protagonistas, los helados.
La variedad es tan apetecible que, si no tienes decidido de antemano el sabor que quieres, puede que te quedes un buen rato mirando el mostrador dudando qué elegir.
Junto a él, un espacio dedicado a le crêpes, por si el día que vayas no tienes el cuerpo para helados o quieres probar las dos cosas.
Y dos fuentes de las que mana chocolate negro y blanco...
En el laboratorio -que está a la vista- es donde elaboran estás maravillosas cremas de helado que se deshacen en la boca y que, viendo el final, te deleitas y remoloneas esperando que no se acabe.
Acércate, seguro que repetirás.
La Romana dal 1947
C/ San Bernardo 96
Madrid
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